¿Te has cuestionado alguna vez tu vida sexual o tus acuerdos afectivos? Te has preguntado ¿Qué hubiera pasado si hubiera dicho, hecho, callado, pedido, compuesto…? O te has levantado al día siguiente con un arrepentimiento atravesado en el estomago, repasando cada momento que te llevo a estar en la situación en la que estas atormentándote con el eterno ¿Qué hice? O peor, ¿Porqué no hice?

Eso pasa cuando confundimos consentimiento con consenso. El consentimiento es decir que si, el consenso viene de la consciencia del preguntarnos realmente ¿Qué quiero y cuando lo quiero? La asertividad es saber que pienso y siento, para luego actuar. La consciencia sexual parte de la autonomía, comprendiéndola como la toma de decisiones a voluntad propia de manera informada, libre y responsable. La sexualidad es deliciosa (erotismo, afectividad, reproductividad y sexo) y para disfrutarla necesitamos cuidarla con los ojos bien abiertos.

¿Cuántas veces te has mentido a la cara diciendo: si quería, cuando en realidad estabas en estado de ebriedad y no recuerdas ni cómo llegaron a la cama. O en tu relación de pareja ¿Cuántas veces dijiste sí para evitar un conflicto o quedar bien y ahora ya no sabes cómo decirle que no te gusta que te toque el cabello o la leche de soya. Respira, todas las personas podemos cambiar de opinión, a lo que dijimos sí ayer, hoy podemos decir que no.

El consentimiento es como una taza de té, ayer se te antojó y hoy puede que ya no, nadie puede tomar una taza de té si está inconsciente, nadie puede obligar a alguien que está dormidx a tomar té, nadie puede forzarte a tomar té si no se te antoja, no importa si ya tomaste el té con esa persona antes o si mantienes una relación con esa persona, si no quieres té, no quieres y punto, no necesitas darle ninguna explicación a nadie es tu decisión, es tu cuerpo y tú decides que tipo de té tomas, a qué hora y si repites o no y todo parte de ese consenso previo contigo misma y contigo mismo. 

Nos han bombardeado con mensajes confusos desde la infancia donde el decir que no al té puede ser una ofensa y aceptar el té puede dar a entender que somos fáciles y esa decisión rara vez depende de si realmente se nos antoja tomar el té y sí, me refiero al acto sexual mis amores. Necesitamos comenzar a elegirnos y dejar de creer que el escoger nuestro bienestar personal y satisfacer nuestros deseos es un acto egoísta.

Cuando hablamos de consenso en la pareja, me refiero al beneficio compartido (recíproco), a la decisión mutua donde se establecen las reglas del juego, los acuerdos previos que establecen los límites particulares según sus necesidades específicas.

Para trabajar en el consenso necesitamos saber cuáles son mis límites duros, aquellas cosas o prácticas que NO estamos dispuestas a realizar bajo ninguna circunstancia y los blandos, (negociables) aquellas cosas que podemos realizar bajo algunas circunstancias o situaciones específicas. 

Krystal de Sade dice “La miel es deliciosa, por lo tanto el consenso también.”  Y propone este modelo para comprender el consenso.

Modificable: en el momento que lo necesitemos
Informado: ¿Qué es? ¿En qué consiste? ¿Para quién o quiénes?
Entusiasta: deseo de participación de manera informada y equilibrada emocionalmente
Específico: para una situación
Libre: nada es a la fuerza

El modelo de la MIEEL, nos ayuda a comprender que nada es estático, que todo fluye y es moldeable y que la única certeza es la libertad en la toma de decisiones. Te invito a gozar de las mieles del consenso a hacerte cargo de las riendas de tu vida y a decirle ¡NO! al arrepentimiento provocado por los miles de consentimientos que aceptaste sin antes consensuar con tu interior.

Desde el amor, Alexa

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