Hola mis amores, ¿sabían qué la asexualidad es una de las comunidades más juzgadas e invisibilizadas del mundo, ya que la mayoría de las personas no comprenden la vida sin el coito?

Hay muchas dudas sobre la asexualidad y es por eso que hoy vamos a conocer más sobre este amplio espectro: que va de la nula, baja o condicionada atracción sexual hacia otras personas y que no tiene que ver con el erotismo en sí, sino en la desconexión con el deseo hacia compartirte con otras personas en el plano erótico.

Como toda orientación erótico-afectiva, la asexualidad existe desde siempre. En los primeros estudios sobre sexualidad, Alfred Kinsey destacó un llamado “Grupo X”, el cual consistía en individuos que no respondían eróticamente a estímulos heterosexuales u homosexuales.  Tiempo después, con el boom de internet, las comunidades asexuales comenzaron a surgir gracias a  Zoe O’Reilly quien escribió un artículo en una revista online que se llamaba ‘My life as an amoeba’ (“Mi vida como una ameba”), y gracias a ese artículo la sección de comentarios se convirtió en un lugar donde las personas podían decir con confianza “a mí también me sucede”.

El espectro asexual se trata fundamentalmente de la ausencia de deseo sexual como atributo estable en una persona, es decir, o no se está pensando en el delicioso, o no siente que la cachondería se apropia de su ser tan frecuentemente. En algunas ocasiones, puede ser que el imaginario erótico anda selectivo y en otras, puede ser que el objeto de su afecto sólo viva en su imaginación y claro, que esta inapetencia continua de no quererse compartir eróticamente con nadie, les da paz mental.

No podemos generalizar afirmando que toda la comunidad asexual es de alguna forma en específico, porque la sexualidad es personal, fluye, no es estática y nadie te puede decir cómo debes de sentir. Sólo tú puedes decidir cómo y con quien compartirte. Lo importante es visibilizar a esta comunidad de personas donde las relaciones y la creación de vínculos van más allá del sexo y sí, está bien.

Uno de los mayores mitos sobre la asexualidad es que la persona que se vive así, no es capaz de sentir placer y que tiene un “problema”. Esto es una falacia. Más bien siente una desconexión con la atracción sexual hacia otras personas en el plano erótico y eso le hace sentir en bienestar.

Lo cierto es que no existe una disfunción sexual, ni un trastorno que impida que la persona exprese su afecto y sus ganas de intimar, ya que lo puede hacer de manera afectiva y/o intelectual. Simplemente, el impulso sexual no se da con tanta facilidad, y esto, no les supone ningún problema en absoluto. Pueden llegar a disfrutar teniendo coito por el simple ejercicio, por la sensación física y por experimentar el placer de la pareja y conectar emocionalmente, o pueden no explorar su erotismo pues no les da curiosidad.

Cuando hablamos de espectro de asexualidad nos referimos a que hay diversas formas de experimentarla: un ejemplo son las personas demisexuales, que requieren una fuerte conexión emocional con alguien para experimentar atracción sexual. Son personas que se toman su tiempo, que les es necesario nutrir el vínculo, generar confianza y sentirse seguras para que su libido despierte y diga: ¡Hola! ¿Nos damos amorcito sensual? A diferencia de las personas fraysexuales, donde la atracción sexual se desvanece después de entablar un vínculo emocional con alguien.

Algunas personas asexuales practican el autoerotismo, fantasean, se masturban y con ello quedan satisfechas, ya que presentan excitación física, libido o impulso sexual pero no hacia una persona en específico. Como la persona cupiosexual, que desea una relación sexual en su mente, pero no siente atracción sexual por nadie, o cómo las personas litosexuales, quienes experimentan atracción sexual, pero no la quieren reciproca, es decir, no la quieren experimentar en carne propia.

Muchas otras suelen negociar con su pareja y definir la frecuencia, las prácticas y condiciones con las que se realizará el acto sexual como las personas greysexuales, que rara vez experimentan atracción sexual y/o en muy específicas circunstancias, aquellas que están entre la sexualidad y la asexualidad. Es decir que a veces sienten deseo y otras veces pasan grandes períodos sin él.

Algunas llegan a acuerdos eróticos donde ven bien que su pareja intime eróticamente con otras personas, y otras tantas, prefieren no tener pareja si la otra persona no es asexual también.  Estos son algunos ejemplos del abanico del espectro asexual. Recuerda que todo es informativo mas no limitativo y que siempre puedes encontrar tu forma particular de vivir tu erotismo. Esto no significa que ser asexual es elegir una “etiqueta” sino reconocer los diversos caminos que tienes para vivirte sexualmente, fluir y converger o no.

Como dato curioso: los colores de la bandera están bien alejados del arcoíris; son más bien oscuros. El negro, simboliza la asexualidad. El gris, a la persona sexual o asexual. El blanco, a la sexualidad, y por último, el morado, que representa al colectivo. La bandera le dice al mundo, aquí estamos, existimos y sentimos orgullo por quienes somos.

Espero que este recorrido responda tus dudas sobre la asexualidad y puedas comprender un poco más la riqueza de la diversidad sexual que es de todo, menos aburrida y estática.

Desde el amor, Alexa Castillo Nájera Zaliv

 

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