Mis amores, por mucho tiempo la sexualidad ha estado muy limitada a sentires y saberes que encasillan el placer a lo que un género o sexo debería o no de sentir. Hoy quiero proponerles una práctica sexual que por lo general se atreven a experimentarla personas con una consciencia sexual más despierta, con una mentalidad abierta y curiosa por el placer. No es para todas las personas ni para todas las parejas y eso está bien.

Como bien sabemos, todas las personas, independientemente de nuestra identidad, de nuestro género, nuestro sexo de asignación, expresión u orientación erótico-afectiva, tenemos un ano. Les presento el pegging: la práctica sexual que más parejas y amantes heterosexuales se atreven a experimentar.

El pegging es sexo anal heterosexual pero con una diferencia, no es la persona con pene la que penetra, sino la persona con vulva quien lo hace. Lmujer cisgénero y heterosexual con la ayuda de un arnés (strap-on) es quien embiste al hombre cisgénero y heterosexual.

El pegging permite a las personas heteros cambiar sus roles sexuales tradicionales. Lo que para algunas personas es extremo, para otras es una gran fuente de placer, ya que experimentan el sexo anal en toda su magnitud.

Permite a la mujer explorar lo que se siente la responsabilidad de llevar la batuta en el sexo y empatizar con su pareja, ya que cogerse a alguien requiere de un trabajo físico que tiene sus retos y complicaciones. El hombre se permite sentirse en una situación de vulnerabilidad, generando una conexión profunda, entregándose de una manera más íntima, expuesto al poder de su pareja.

Como dato curioso el término pegging fue acuñado por el columnista sexual Dan Savage en 2001, no es que no se practicara, es que hasta ese año se le dio un nombre en específico. Cada vez son más los estudios que concluyen que los orgasmos masculinos producidos a través del pegging son más intensos que los que sienten cuando mantienen relaciones sexuales vaginales. Recordemos que cerca de la próstata se encuentran terminaciones que al ser estimuladas producen enorme satisfacción en ellos.

En el caso de ellas, el placer se obtiene doblemente, ya sea físico si se elije un arnés (strap-on),  con doble dildo que les de placer a ambas partes, o mediante un vibrador que estimula el clítoris mientras que ella penetra, descubriendo así, la satisfacción psicológica que se obtiene gracias al hecho de saber que ella, la que siempre es penetrada, ejerce el rol activo, obteniendo una sensación de poder y control. Es importante cuestionarnos si lo queremos realmente practicar con la pareja, ya que al hacerlo, podemos sentir que algo en la relación cambió y no precisamente de manera positiva.

Existen muchos hombres cisgénero y heterosexuales que fantasean con ser penetrados por una mujer, peeeero, la idea que eso les afecte en su masculinidad, muchas veces no les permite el experimentarlo con su pareja. Por otra parte, quienes se atreven a practicarlo por las razones incorrectas o presión de la pareja, podrían enfrentarse a sentimientos encontrados después, como arrepentimiento o culpa. Existe ese miedo a haber perdido algo por dejar que una mujer los penetre.

Algunas personas prefieren explorar su sexualidad con parejas ocasionales y no con sus parejas estables, otras prefieren hacerlo con su vínculo afectivo por la confianza que se tienen, sea como sea, que sea por las razones adecuadas. Así que si lo van a probar, que sea porque realmente se les antoja experimentarlo. Repito, es una práctica sexual que debe realmente desearse, no es moda ni concurso, se trata de sentir rico sin culpa ni mortificación. Puede dañar la relación de pareja si no es debidamente dialogada y consensuada la decisión. 

Para practicar el pegging, en primer lugar, es necesario que tengan una comunicación fluida y directa y mucha, pero mucha complicidad. Para ello, es importante el consentimiento y el consenso entre ambas partes. Les comparto cinco pasos a seguir para practicar el pegging:

 

1. Juguete sexual

Es fundamental elegir un buen arnés (strap-on), que se ajuste al cuerpo de forma cómoda. Para controlar el arnés tiene que sentirse como una extensión del cuerpo. Para la primera vez es recomendable elegir un juguete sexual delgado y curvado que ayude con mayor facilidad a alcanzar la próstata. Recuerda que puede ser un dildo, un vibrador, tus dedos perfectamente lavados y mucha lubricación. Pueden ir probando por tamaños discretos y pequeños para ir agarrando confianza y perfeccionar la técnica.

 

2. Juegos previos

Son muy necesarios para preparar el ambiente sensual y que ambas partes se exciten, vayan sintiendo como su cuerpo se relaja y se abran hacia el placer. Lo más importante es estimular el ano de manera intensa y constante para lograr que se relaje y se prepare para una penetración deliciosa. Les sugiero ir jugando con un dedo, luego dos y quizás con un plug anal que les ayude a dilatar ya que si no se hace bien, el dolor puede quitarle lo divertido. Así que a jugar, tocar, lamer y a dilatar.

 

3. La lubricación

El uso de lubricante es imprescindible ya que el ano no tiene lubricación propia y es muy absorbente. Así ayudamos a que el dildo deslice de una forma placentera. En el caso de que el juguete sea de silicona, es mejor usar un lubricante de base acuosa. Lo recomendable es que quien penetre, vaya despacio, con tranquilidad y con mucha empatía.

 

4. Comunicación, respiración y relajación

Todas las prácticas anales, requieren de tiempo. Este tipo de práctica no es para cuando queramos un rapidín. Ambas partes deben relajarse y disfrutar de todas las sensaciones. Respirar y relajarse son claves para que el cuerpo este receptivo. Es muy importante comunicar de manera inmediata si la incomodidad o el dolor llega a ser demasiado. Cuando empiezas a notar resistencia en el cuerpo de alguien, debes parar o puedes acabar haciéndoles daño. Recordemos que si duele, no lo están haciendo bien.

 

5. Posturas para el pegging

En este punto, depende de cada quién la postura que le parezca más excitante y cómoda para el pegging. La cucharita permite abrazar a tu pareja y apoyarte con los brazos y la cadera. La del perrito, permitirá controlar el grado de penetración y tener el poder absoluto, aunque esta puede no ser la primera recomendación por no poder ver las reacciones de tu pareja y por otro lado, lo que puede significar la postura de sumisión. Yo les recomendaría comenzar con la del misionero, ya que al mirarse a los ojos, genera una conexión y una comunicación más profunda y ayuda a controlar la fuerza de cada embestida al mirar el placer y las reacciones en tu pareja.

Así que ya saben, hacerlo o no hacerlo, dependerán completamente del deseo que tengan ambas partes por experimentarlo y si realmente van a practicar el pegging platiquen bien las implicaciones que les representaría como pareja.

Desde el amor, Alexa Castillo Nájera Zaliv

👉🏻 ¡Lleva tus japis!